HACIENDO TESOROS EN LOS CIELOS

Alberto Conti / Crecimiento / Desarrollo Personal / Riqueza del alma

HACIENDO TESOROS EN LOS CIELOS

COMO ENCONTRAR EL EQUILIBRIO Y NO IRSE AL EXTREMO!

    Este mensaje biblico lo he vivido de diferentes formas en mi vida. En mi adolescencia cuando acepte a Cristo como mi Salvador y a Su divina gracia para guiar mi vida, recuerdo que fui tan radical que hasta pense en tornarme en un San Francisco de Asis contemporaneo si era necesario. Me parecia tan espiritual despreocuparse del dinero. Un ideal perfecto que podria acabar con todos los problemas de la Humanidad.

  Con el correr del tiempo me case, el tamaño de mi familia fue creciendo, las casas que rentaba me quedaban pequeñas, mis necesidades fueron aumentando, mi presupuesto era mayor, y por consecuencia mis creeencias y valores que tanto defendia se vieron amenazados de ser eliminados completamente de mis archivos mentales y estructuras de pensamiento. Es que mis niños eran demasiado pequeños como para hacerles entender sobre  los votos de pobrezas franciscanos.

Tenia que tomar una actitud responsable hacia ellos. Pero admito que luego de un tiempo de haberme cansado de vivir con escasez me fui al otro extremo, y luego termine preocupandome mas por ganar dinero y aumentar mi patrimonio, y descuide totalmente mi llamado, mi mision y mi proposito en la vida, algo sagrado para mi. Mi vida se torno vacia, ausente de desafios y sin gracia.

En su libro Maxima Eficacia, Brian Tracy afirma que mucha gente cita mal la Biblia, diciendo que el dinero es la raiz de todos los males. Lo que la Biblia dice en realidad es que el amor al dinero es la raiz de todos los males.

Sin embargo, seria mas exacto decir que la falta de dinero es la raiz de todos los males. Muy pocos problemas se deben a tener demasiado dinero. Un gran numero de problemas que afectan la vida, la salud y las emociones de la gente, casi siempre estan causados por tener muy poco dinero

Creo que el tiene mucha razon, estoy de acuerdo con esa realidad y es ahí donde necesitamos tener un equilibrio, con la actitud que debamos tener hacia el dinero. Pero tenemos que estar siempre vigilando de no irnos al extremo opuesto.

Vivimos en un mundo mutable, cada vez más complejo y dominado por la tecnología y por la enorme tendencia de adquirir conocimiento. Es una epoca en la que aumenta constantemente el número de personas que se ven atrapadas en una estresante carrera hacia el éxito económico, labor que les exige mucho de si y les deja muy poco margen de tiempo para considerar asuntos tan “abstractos” como el sentido de la vida, la paz del espíritu, las verdaderas riquezas, el amor hacia los semejantes, ¡y hasta el destino eterno de sus propias almas!

Desde la infancia, a muchas personas se les inculca que la única manera de alcanzar la felicidad es:

1º) recibir una buena educación; de ser posible un título de alguna universidad de renombre;
2º) obtener un puesto “prometedor” dentro de alguna pujante empresa o institución;
3º) reunir dinero suficiente para adquirir un automóvil nuevo, una o dos casas elegantes y todo el mobiliario y los aparatos lujosos y ultramodernos que son sinónimo de una situación “desahogada”.

Status, tener, logros, menciones, reputación, apariencias, reconocimiento social, son los valores con los que hemos sido programados.

  Sabiendo que el camino que conduce a la riqueza suele exigir una vida entera de sangre, sudor, lágrimas, privaciones y esfuerzos, la mayoría de los que la recorren lo hacen sin mayores dudas ni vacilaciones, pues albergan la convicción de que una vez logrado lo que anhelan, habrán de saborear al fin la auténtica felicidad y la satisfacción.

Sin embargo, mucha de esa gente descubre con gran decepción que a pesar de sus denodados esfuerzos por atrapar la felicidad, ésta le sigue siendo esquiva. Pasan los años, y muchos de ellos comprueban que las presiones de la fama, la empresa que han creado o del entorno social los han ido recargando de tensiones y angustias, en lugar de depararles aquella paz o satisfacción que tanto esperaban.

Por consecuencia, sus vidas privadas suelen ser las que se resienten, pues no les queda ni tiempo que dedicar a sus familiares y seres queridos.

Descorazonados, llegan en última instancia a una trágica conclusión: ¡ni este mundo, ni todas las riquezas y placeres que pueda ofrecer, son suficientes para satisfacer el corazón humano! Tal vez los bienes materiales puedan procurar satisfacción temporal a nuestro cuerpo, pero son incapaces de satisfacer el alma, el espíritu del ser humano, ansioso de una alegría, una paz y un bienestar duraderos que los simples logros materiales no pueden proporcionar.

Esto se debe que una gran mayoría de gente “exitosa” sean con frecuencia los seres más desdichados. Alcanzaron el éxito y bienestar material en la vida pero no su significado! Quizás te suene exagerado, pero eso es lo que veo constantemente en las noticias de los medios, cada dia nos enteramos que hay algún escándalo o disturbio provocado por algunos de estos.

  Ya tienen en sus manos todo aquello que la mayoría de la gente considera necesario para alcanzar satisfacción, ¡pero tarde o temprano descubren con tristeza que todo eso no es suficiente para dar plenitud a sus corazones vacíos, a sus almas hambrientas! ¡Así pues, ni siquiera tienen esperanzas de hallar su felicidad en sus posesiones!  Lord Byron, el famoso poeta inglés, comprendió esa realidad y se lamentó diciendo: “He bebido de todas las copas del placer y he vaciado el cáliz de la fama, mas ay de mí, ¡aún me muero de sed!”

Si bien la mayoría de las personas dedican muy poco tiempo a reflexionar sobre la existencia de un Creador, de un Dios, cuando las golpea una crisis individual o una tragedia, algún accidente inesperado o una grave enfermedad, el fallecimiento de algún familiar o alguna pérdida personal de gran magnitud, ¿a quién se vuelven en busca de auxilio?

  Un gran patrimonio, por muy grandes que sean sus cifras, no puede hacer nada por recuperar a un ser querido que haya atravesado los umbrales de la muerte. Las casas, las tierras o un cúmulo de artículos de lujo son impotentes para volver a encender la llama de un amor que se ha apagado, o para sanar las heridas de un corazón quebrantado. En esos momentos de angustia es cuando la gente suele darse cuenta de que los verdaderos valores de la vida son mucho más importantes que los simples bienes materiales.

Descubre para que estas aquí.
Conectate con tu creador.
Enfocate en tu mision de vida.
Aporta tu contribución a la humanidad.
Haz aquello que solo tu fuistes llamado a hacer.
Deja tu legado para los que vienen detrás de ti.
Reten lo que tienes y no dejes que otro robe tu corona.

Por eso Jesús nos recomienda a hacer Tesoros en los Cielos. Porque en el Reino de Dios ya tenemos todo lo que necesitamos. La prosperidad es uno de los atributos de Dios, y tu como hijo del Rey del Universo, eres heredero de todas su riquezas y tesoros. Por eso te animo a hacer tu tarea sin preocuparte por el dinero, ya veras como la provisión llegara como torrentes y flujos de abundancia jamás visto.

Amigo lector no permitas que el tiempo pase sin detenerte a reflexionar y a evaluar que es lo que estas haciendo con tu vida. No permitas que te domine la indiferencia, no dejes que la insensibilidad tome lugar en tu corazón de tal forma que hasta te olvides de disfrutar la vida con aquellos que te aman!

La vida, es el mayor tesoro que se le ha confiado a los seres humanos. Compórtate como un verdadero millonario y disfruta de la vida como nunca antes lo hayas hecho!

Autor: Alberto Conti

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