A solas en su tienda de campaña, Livingstone abrió su Biblia y leyó la promesa quye le habia servido en los momentos de mayor riesgo en su vida. Luego escribió en su diario:

“14 de enero de 1856, Noche. Me senti muy turbado en el espiritu ante la posibilidad de que todos mis planes en beneficio de esta gran región sean echados por tierra por los salvajes mañana. Pero se que Jesús dijo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id y haced discipulos en el Cielo y en la tierra. Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones… y he aquí Yo estoy con vosotros todos los dias, hasta el Fin del mundo”. (Mat.28:20)

Esta es la palabra de un Caballero del más estricto y sagrado honor, de modo que aquí acaban mis temores. No cruzaré furtivamente esta noche como planeaba. No, más bien esta noche haré observaciones sobre latitud y longitud, aunque sean las últimas que haga. Ahora me siento en paz y tranquilo, gracias a Dios!”.

El desenlace de esta historia, es que David Livingstone siempre decidió creerle a Dios en vez de a sus temores. Y el Señor siempre honró su gran fe. Muchas veces los nativos se prepararon para atacarlo, pero siempre Dios lo guardó del peligro. Habia algo especial en él, a diferencia de otros tantos siervos de Dios, que hacia que los nativos más feroces se doblegaran y terminaran convirtiendose al Dios de amor y aceptar a Jesús como su Señor y Salvador.

Antes de zarpar para Africa, sus amigos más intimos y parientes en Gran Bretaña, intentaron hacerle desistir de su idea loca de evangelizar el continente africano, previniendole que seria descuartizado por los cazadores de cabezas y por los canibales, pero Livingstone siempre elegia su promesa favorita para justificar su decisión, “Jesús Cristo es un Caballero de Honor, El dijo que estaria conmigo todos los dias de mi vida hasta el Fin, por lo tanto no hay nada que temer!!!” (Mat.28:20)Y asi fue!! Nada le pasó!

Hubo otros misioneros, sin embargo que murieron como mártires en su tentativa de evangelizar a las tribus africanas. Pero, en el caso de David Livingstone, que pasó por tantas pruebas y enfrentó tantos peligros y temores reales, en vez de morirse de sed, de hambre, atacado por los indígenas o por los leones, (lo cual ocurrió una vez pero que milagrosamente salió con vida), terminó al fin muriendo de rodillas, orando en la aldea de Chitambo, en Ilala, en donde su amigo nativo Susi hizo una cabaña para él. En esa cabaña, el 1′ de mayo de 1873, el fiel Susi encontró a su bondadoso maestro, de rodillas, al lado de su cama muerto. ¡Oró mientras vivió y partió de este mundo orando!

Me atrevo a decir, hablando de Códigos secretos, que Livingstone conocía tan bien su codigo bíblico secreto, que le servia como una llave que lo habilitaba a recibir una cobertura de protección sobrenatural para asi enfrentarse a lo desconocido y realizar grandes cosas. Gracias a Dios, ese codigo hoy es revelado a todos los que creen en El. No temas amigo!! Jesús, tu mejor amigo todavía está contigo todos los días y hasta siempre!!

Editado por Alberto Conti