AMORTIGUADORES
marzo 10, 2012 2012-03-10 15:56AMORTIGUADORES
AMORTIGUADORES
Será que necesitas cambiar tus amortiguadores?
Cierta vez iba camino a casa en mi auto y como había hecho a diario durante meses, tuve que pasar muy lentamente sobre un hoyo para evitar las sacudidas consecuentes: “¡Ay, no! ¡Otra vez tengo que pasar por ese bache!”, pensé.
Tenia que llevar de una buena vez mi coche a la revisión técnica. Asi que lo lleve a mi mecánico habitual, y mientras se subía al automóvil para introducirlo en el taller, me sentí muy satisfecho por haberme acordado esta vez de llevar mi vehiculo a la revisión. Apenas lo puse en marcha, freno y me miro sorprendido, para preguntarme a continuación: “¿como pude andar yo con este auto por tanto tiempo en este estado?
¡Los amortiguadores no sirven!” me dijo a secas mi mecanico. Admito que mi primera reacción a un diagnostico tan instantáneo fue preguntarme cual seria su motivación. ¿Como podía él estar tan seguro tras unos solos segundos de conducción? Como ese vehiculo tenia 10 años de antigüedad y mi experiencia con ese mecánico no me daba motivo para confiar de el, le pedí que revisara los amortiguadores y los cambiara si era necesario, lo cual tuvo que hacer de inmediato para solucionar mi problema.
Mientras volvía a casa en el auto recién revisado ya iba pensado en otra cosa, entonces de repente me recuerdo que tenia que bajar la velocidad al pasar por ciertos lugares habituales. Solo que lo recordé un poco tarde, no me daba tiempo, asi que me arme de valor para afrontar el inevitable impacto- la rabadilla contra el suelo a la carrocería contra la rueda-, ¡pero para mi sorpresa casi ni sentí cuando pasé por aquel bache! ¡ El mecánico tenia toda la razón!
Me había acostumbrado a conducir mi vehiculo sin amortiguadores de tal manera que ya había olvidado lo que es tenerlos.
Cuando solo se anda por carreteras buenas, prácticamente no hacen falta amortiguadores. En cambio si hay que conducir por una calle que esté en mal estado en donde hay baches profundos, eso ya es otra historia.
La vida es muy parecida, verdad? gracias a Dios, por lo general en su mejor parte el camino es bastante llano. Pero, ¿que pasa cuando perdemos a un ser querido, o nos llevamos un revés económico o sufrimos una lección? O si nos sorprende un corte de electricidad justo cuando vamos en el ascensor y nos quedamos atrapados durantes horas. O si nos vemos en medio de un terremoto o un atentado terrorista.
¿Que clase de amortiguadores nos ayudaría salir adelante sanos y salvos en tales circunstancias?
¿Preguntemos a Aquel que dio la vida por nosotros en la Cruz del Calvario. El sabe muy bien. El Dijo “La paz os dejo, mis paz os doy: yo no os las doy como en el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.” (Juan 14:27).
Muchos van por la vida sin amortiguadores, evitando cuidadosamente todo bulto y hoyo del camino que pueda darles una sacudida. No tienen la paz y la seguridad que brinda Jesús, es decir, aquellos amortiguadores para su vehiculo terrenal. Tal vez ni se den cuenta de cuanto los necesitan, o de cuanto desgaste les ahorrarían.
Es una pena que vivamos siempre a la defensiva, todo el tiempo levantando los brazos para cubrirnos la cabeza, de una forma instintiva, por temor a ser heridos. Es tan lamentable que andemos por la vida, como esperando siempre lo peor o que nos suceda algo malo. Parece que nos hemos resignado a vivir sufriendo o dejamos que la vida nos golpee y nos lleve a la deriva sin rumbo.
Amigos, es inevitable que haya baches en el camino de la vida. Pero con las manos amorosas de Jesús debajo, casi ni se notan. Uno puede relajarse, disfrutar del paseo, seguir avanzando hacia adelante y llegar sano y salvo a su destino.
Si supieramos que contamos con unos amortiguadores poderosos en nuestro ser que han sido diseñados por nuestro Creador para bendecirnos y para proveernos del valor, del coraje necesario y de resistencia para encarar cualquier desafio de la vida.
Mi querido amigo, no temas a las pruebas que te depare el mañana! Pon tu vida en las manos de Dios, y ya notaras esa gran diferencia.
Fuente: Revista Conectate ( Obs: Algunos parrafos adaptados por T. del Alma)